El fútbol tradicional, conocido también por los anglosajones como soccer, tiene tantos años de antigüedad y se han celebrado tantos partidos que se puede decir que ha sucedido de todo en algún momento. Hoy queremos repasar algunas de las situaciones más comprometidas y divertidas que se han dado alguna vez, como si alguno de los jugadores llevara puesta una burbuja de bubble football y le fuese imposible terminar la jugada.
Filigranas que no llegan a buen puerto
En un partido de la liga israelí en el que se enfrentaban el Maccabi Jaffa y el Hapoel Katamon, el delantero del Jaffa Moussa Biton, después de una serie de pases y centros magistrales de sus compañeros, se encara con el portero y le arrebata el balón cuando este va a despejar con la cabeza. A puerta vacía, el jugador golpea a placer, despacio. Pero la pelota se limita a botar ligeramente mientras se aleja fuera de puerta. El jugador trata de rectificar la trayectoria corriendo hacia ella, pero cuando llega ya ha pasado la línea y es demasiado tarde.
“Toma, toma, tira a puerta”
Eso es lo que pareció decirle el portero del Valladolid Jaime Jiménez a Rubén Castro en el partido en el que se enfrentaban Valladolid y Betis en 2012.
El portero sale con seguridad a parar el balón, pero en lugar de cogerlo, le da con los puños y se lo pone en los pies al delantero, que ni corto ni perezoso tira a puerta y marca el tanto.
Lo más gracioso, para todos menos para los jugadores del Valladolid por supuesto, es que la salida del portero no fue en falso y podía haberse echo con el balón fácilmente. Seguro que aún hoy el guardameta tiene pesadillas con un balón que debió tener entre las manos y acabó en la red.
Otra de porteros
Corría el año 2013 cuando Ter Stegen, uno de los mejores porteros de Europa para muchos, guardaba los palos de Alemania en un amistoso frente a la selección de Estados Unidos.
El portero pasa en corto a un compañero, que recibe el balón e intenta zafarse de la presión de un rival que lo acosa. Pasa la pelota a banda izquierda para que un jugador alemán que está desmarcado se la lleve, el cual al recibirla decide pasar de nuevo al portero. Este, como no puede coger el balón con las manos porque es un pase, tratar de jugar con los pies, pero el esférico no parece enterarse y termina entrando dentro de la portería. Uno de los goles en propia puerta más ridículos de la historia del soccer. Menos mal que se trataba de un partido amistoso, porque en competición oficial seguro que le habría costado el puesto a alguien.
“Yo lo celebro donde quiero”
Las pifias no tienen por qué ser dentro del campo. Si no, que se lo digan a Miguel Ángel Ferrer, más conocido como Mista, cuando fichó por el Atlético de Madrid. El jugador murciano dijo en su presentación que estaba impaciente por ir a Cibeles a celebrar los triunfos de su nuevo equipo. Y aunque no tardó en darse cuenta de su fallo y rectifico enseguida, hay un dios del mar que posiblemente hoy no le haya perdonado todavía sus palabras…
Los mejores también se equivocan
Iker Casillas está considerado el mejor portero español de toda la historia y uno de los mejores del mundo. Pero esto no quiere decir que sea perfecto, como él mismo ha reconocido en más de una ocasión.
Sirva de muestra un ejemplo. En un partido contra la Real Sociedad el entonces portero del Real Madrid se equivocó al palmear un balón intentando despejarlo. En lugar de salir disparado hacia arriba y provocar el córner, el balón se queda muerto en las botas de un rival y este golpea de cabeza un tiro que el portero no consigue bloquear.
El mismo Iker lo ha reconocido como una de las pifias más grandes de su carrera. Divertidísima para los aficionados de San Sebastián.
Otro que se confundió de equipo
Otra pifia futbolísitca fuera de los campos de juego fue la que protagonizó Robinho a su llegada a Manchester que estaba muy contento de haber fichado por el Chelsea. El problema es que el equipo en el que tenía que militar era el Manchester United, así que a más de uno la noticia le cogería bastante por sorpresa.
Como ves, hay pifias futbolísticas de todos los tipos. Algunas las cometen jugadores de campo, otras porteros y hasta las hay que suceden fuera del estadio. Pero todas ellas son casi tan divertidas como un partido de bubble football. Eso sí, dependiendo de a quién se le pregunte son más o menos graciosas, especialmente cuando acaban de ocurrir o había en juego algo importante, como los puntos necesarios para pasar de fase.